El presidente del
Club de Fútbol del Celta de Vigo, Carlos Mouriño y un jugador del cadete del
Deportivo de la Coruña, Aarón Sánchez, han enseñado a la afición de ambos
equipos que no todo en el fútbol es competitividad.
Pablo González
El joven Aarón, durante el encuentro que enfrentaba a estos
dos equipos, recibió un golpe que le dejó inconsciente. Al ver esto, sus
padres, que se encontraban entre los aficionados de las gradas, saltaron al
terreno de juego a ver qué había pasado con su hijo. Tanto la madre como el
padre estaban profundamente angustiados. Entonces fue cuando Carlos puso todos
los medios que tenía el Celta disponibles para la familia del joven, incluso se
ofreció para costear cualquier gasto extra del que requiriese la familia.
Varios minutos después, Aarón despertó, y todos se tranquilizaron. Pasó esa
noche en Vigo por seguridad y al día siguiente pudo volver a Coruña para
continuar con su rutina diaria.
Carlos contaba que él hizo lo que habría hecho cualquier
otro, porque al ver a alguien en apuros lo primero que piensas es en ayudarle.
Además, decía Mouriño, que la imagen que se le había quedado grabada de ese
momento es la de la madre tirada en el suelo abrazando a su hijo inconsciente.
La madre del chaval, María José Sánchez dice que “allí en medio del alboroto,
de toda la gente, había un señor que no conocía de nada que me dijo que nos
preocupáramos de nada que era el presidente del Celta y que se harían cargo de
cualquier gasto o necesidad que tuviéramos”.
Además,
los compañeros de Aarón tuvieron un muy buen gesto con él, dedicándole los
goles que marcaron, peleando hasta el final y ganando el partido en su honor.
El buen ejemplo que dio el presidente del Celta no quedó
aquí. CocaCola ha anunciado que Mouriño ha sido premiado con el premio Vicente
del Bosque, por el buen comportamiento en el deporte.
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